sábado, 14 de julio de 2012

La Triple Alianza. 00002 Invocación


Si la tristeza te da caza te alcanza y te da
desesperanza
Y el aburrimiento te cerca
ciego
Seguí el consejo que sigue al poeta
borracho
Que sigue a su padre muerto:
Si el alma se te llena
de cosas inútiles
se te llena de sueños perdidos
Recorda el consejo
Este consejo
Este
No hay remedio mejor
lugar mejor
que el campo de batalla
Cualquiera
Cualquier batalla
Una carabina en un abrazo
Un campo arrasado
Y una bala con destino

Así que
Adiós adiós a todos
no me lloren volveré
un día de suerte estaré
de vuelta

Algún día volveré

(Tom Waits, en versión libre)

viernes, 13 de julio de 2012

La Triple Alianza. 00003 El don


¡Bala! bala Balaam papá.
Amante de la guerra que trae
paz al guerrero,
quietud al temor del otro Fogonazo de luz.
Lejos va el guerrero a por paz, los muslos doloridos,
el campo santo, el campo de batalla.
Carabinas bala el viejo
Impotente:
carabinas y adiós a las penas.
No hay miedo comparable al de las trincheras
cuando corre como río la sangre.
Río dice y río ríe.
No hay miedo comparable, ríe y no hay
miedo entonces.
Bala la oveja la bala en la cabeza la luz en la lana
del pelo blanco.
El don el regalo.

miércoles, 11 de julio de 2012

La Triple Alianza. 00005 Prólogo


El sargento tambor William Drinkwater, padre de Ignatius,
sirvió a la armada británica
27 años y 283 días
Se enlistó a los 14 en el 92° Highlanders en Westminster
con el número 1962 y fue dado de baja por la bala
que se le alojó
en el cráneo
durante el motín en Bairamghat in Oudh.

martes, 10 de julio de 2012

La Triple Alianza. 00006 Papá


La historia completa de la familia Drinkwater en:
http://triplealianzadrinkwater.blogspot.com/

lunes, 9 de julio de 2012

Sargento Tambor William Drinkwater

Historia completa de la familia Drinkwater en:
http://triplealianzadrinkwater.blogspot.com/

sábado, 7 de julio de 2012

Anexos a La Triple Alianza

http://triplealianzaanexos.blogspot.com/

viernes, 6 de julio de 2012

La Triple Alianza. 00007 El quirófano


Geografías #2
Calcuta
Hospital Británico
Quirófano

Visiones de Ignatius #2
El Ombligo del Mundo


Flota en el río y es operado el sargento tambor.

Ofelia de uniforme se pasea río abajo,
los pensamientos esparcidos
alrededor de la cabeza en el río.
Corona de flores lotos girando alrededor.
Parece ahogado el tambor parece muerto.
Pero sueña.
El agujero en la cabeza,
un pez que mordisquea y se lleva
algunas palabras,
la bala del balaam negro que se unta de sangre.
Duerme el niño tambor se lava y borbotea su seso.
Fluye en su cabeza el agua del Ghagra y
para siempre lo empapa.
Papá con bala de río queda siempre flotando,
y para siempre soñando.

“Esta es la bala que te doy” - me dijo.
“Este es el don”


No hay remedio mejor,
lugar mejor
que el campo de batalla:
Cualquiera,
cualquier batalla.
Una carabina en un abrazo,
un campo arrasado
y una bala con destino.

Así que:
Adiós adiós a todos,
No me lloren, volveré.
Un día de suerte estaré
de vuelta.

Algún día volveré.

jueves, 5 de julio de 2012

La Triple Alianza. 00008 Título


Ignatius, hijo del sargento tambor atesora una bala extraída del cerebro de un padre guerrero y parte para América buscando una Patria y un Destino.

martes, 3 de julio de 2012

La Triple Alianza. 0010 Subiendo por el Paraná



Noticias #

En tierras de América
Se embarca Ignatius
El Pampa lo lleva
Con otros bravos
A una guerra triple
A una guerra que elije
Ignatius se embarca y sube

Geográficas #

Guerra de la Triple Alianza

Suben por el Paraná, sube el barco.
Y la inercia
hace subir a los soldados,
Relucientes rechinantes corajudos.
Con corazas de lino y galones y estrellas.

Firmes suben la corriente.
La remontan.
La escalan firmes y en su sitio.
Dignos los oficiales que ofician de mascarón.

-A la proa dicen unos cuantos, y van
a mirar el río como pasa.

Curupaytí se pierde entre los esteros
como se pierde en la memoria la derrota
el mal momento.

Navegan haciendo la venia
los infantes
mientras los marinos
la sudan en labores propias del oficio
de conducir,
de navegar,
el bastión,
en paz por el rumbo incierto de la guerra.

Trunca la certeza de un destino una caldera
que al azar de un hierro mal forjado
estalla y
despliega estrellas cosidas
a un trozo de tela pegado a un cacho de carne
que antes fuera el de la venia
el de los bigotes
el de los hombros bien cuadrados
la espalda recta la bragueta abierta.
Noticias #

El vapor Aurora estalla de improviso,
caprichosamente
Y se lleva, enteros y en pedazos
a 329 hombres
de las fuerzas combinadas



Una y otra fuerza combinadas:
la fuerza que une los tejidos con los tejidos
los humores con los humores
el cuerpo con el alma.
Y la fuerza que desgarra
desde el fuego centrífugo fuego material que golpea
desde el viento caliente
que cercena con hierros voladores
en una exhibición fantástica de las leyes
de gravedad violentadas
a los ojos profanos
por el fuego divino.


Una y otra fuerza escoran el barco
y lo vacían
de destino.



Aún no comenzó la guerra y el cielo y el infierno
se reparten las bajas




El enemigo perfecto:
el que no se mata hiere o lastima.
De ese se huye, a ese se le abandona el bastión
que ya ha cedido, crujiente, calcinado.
El fuego devora la muerte y
la bala
en mi bolsa
se repliega se retrae.
Busca el olvido.
No sirve para marcar un destino.
Metal inútil
sin dones
ni palabras que le den entidad.
Una bala
sin fuego sin voluntad de ser.



Y así huyo, escapo como puedo.
Piso hollo cabezas huecas y a medias completas.
Camino como sobre el agua
incendiada de gritos y brillores.

¿Es esto una batalla?

¿Es sólo una derrota sin guerra?

Es la maldita muerte que ciega siega y siega

¿De qué lado está, de qué bando?
¿Pelea esta guerra?

¿A quién ampara?

No a mi, no a mis compañeros de bando
que saltan en fuego por la banda derecha
mientras la nave escora y vuelca
su contenido de miedo y huesos triturados y carne hervida.


Se toma una mano de mi tobillo.
¿Qué quiere?
Es una mano a punto de no ser más que escoria
recuerdo sin derechos
rescoldo de hoguera.
Me toma del tobillo, me detiene en la huída
Quiere brindar conmigo por la primer batalla
Perdida.
Quiere ser mi guía en el infierno.
Pero no estoy dispuesto.
Tengo mi bala, necesito la vida.
A falta de mandoble con que desgarrarla de mi hueso
me agacho gentil,
acaricio los dedos
los ablando
les doy confianza.
Y cuando aflojan su nudo alrededor de mí, los separo.
Los alejo y despido.

Corro, corro sobre el agua
sin mirar atrás.


Y entonces llega el humo.
Llega y se agranda y se mete entre los árboles enmarañados de la costa.
Se mete en los ojos de cientos, de miles
de mosquitos
que despegan de las aguas calientes y negras de tizón.

Y los hombres se pierden.
Y lloran por sus ojos quemados.
Y buscan a tientas algo
que no saben qué es.
Algo que parezca una salida
de este limbo de fuego
que
más allá del barco perdido se sigue extendiendo
como
un alud de desgracias.

Y entonces llega el humo.
Y la costa
se borronea y confunde.
Y los hombres
pisan mal
y de pisar así pierden el pié
y
unos sobre otros
se beben las aguas, las larvas
no nacidas aún.

Y se despiden de esta guerra sin haber peleado más
que con su propia nave
con su propia maquinaria
con su propia mala suerte.



Visiones de Ignatius #

Los Monos

El barco estallado escorado es tomado
por la corriente.
Se aleja entre fuegos y humos
de maderas telas sogas ratas
carne humana y pieles.
Se aleja gruñendo y se lamenta
el maderamen tomado por las llamas.
Y la selva
le devuelve el griterío:

Son los monos que
azorados contemplan un aquelarre
único.
Un espectáculo que la selva no podrá olvidar.
Que queda
en la leyenda de hombres y palmípedos.
Que es hablada
por unos y otros.

Y lo será hasta que la selva los silencie a todos.
Y a sus descendientes.
Hasta que la selva olvide.


También otra versión en
http://triplealianzaanexos.blogspot.com/

domingo, 1 de julio de 2012

La Triple Alianza. 0012 El campamento


Noticias
Ignatius, desciende de La Rueda
Y se interna en la selva paraguaya.

Descendido de la rueda
y devuelto a la guerra
sin disparos ni cañones
ni enemigos todavía
sólo cuerpos como ramas
como raíces como animales.
Muertos neutros.

Ignatius, a punto de reiniciar
su marcha concéntrica
sin reconocer recodos ni señales
ni estéticas
ni éticas
a punto ya de perderse nuevamente
en el mundo alucinado
y verde
es atravesado intersectado
por un armatoste trepidante:

Maderamen ruidoso
y catastrófico
tirado
por un caballo en los puros huesos
y conducido por aullantes pequeñas criaturas
niños sin más.

Carro caballo y niños.


Sigo al carro destartalado
y cubierto hasta los bordes
con su macabra carga.
Cuerpos sin vida despojos.
Destinos.

Y los niños recorren la selva
tironeando arrastrando
esos cuerpos.
Algunos tibios todavía.
Los otros, muertos de toda muerte
el alma ausente
ya chupada
por la bella de las cuencas vacías.

Cuco de lengua roja.

Con esfuerzo los suben al vehículo
que no se detiene por ellos:
el flaco caballo, medio muerto
es incapaz de pararse en medio de tanta ruina y
mucho menos arrancar después.

Es la inercia que lo mantiene andando.
Y ya desbordado hasta el grotesco
de cadáveres de guerreros
el carro llega al campamento


Geografías

La Curtiembre

Planeta de maderas y fogatas.
Mundo de despojos y de febriles labores.
Cientos de carros faenando sus pertenencias
al costado de las hogueras, donde se secan las pieles
de los cuerpos deshollados.
Pieles apergaminadas que el fuego hace crujir.

Hábiles los mocosos, expertos de ojos enormes
despojan a los despojos
de lo poco que tienen.
Tenue protección contra el filo del mundo.
Filo de cuchillitos que separan la grasa del pellejo
con habilidad exquisita
y arrojan el bollo delicado a la vera
de las hogueras
donde otros, de miradas igualmente ávidas
de fuego y perfección
tensan el desholle en bastidores
puestos a secar y lamen con trapitos
los restos de
grasa carne tendones
sangre
hasta lograr la superficie pulida
sin mácula
la superficie cabal.

Y entonces chiflan.
Los dedos en la boca
el aire saliendo sibilante y fuerte
entre los diques de los labios.
Chiflan y aparecen los viejos
que, con golpecitos y caricias
sobre sus pequeñas cabecitas
alaban, celebran las obras de los menores
y, eligiendo los mejores retazos
los toman cariñosamente y se meten
con ellos
en la espesura.

Entonces el escribiente prueba la pluma entintada
en su propia piel
en un brazo tan marcado
por las arrugas de una edad provecta
como por las rías de tinta
que recorren esos valles carnosos.
Detiene la pluma entintada de negro
en el aire húmedo de la maleza.
Tinta negra sobre pluma blanca.
Y, sin pensar
vacío de pensamiento propio
de necesidad
de propósito
escribe en el pergamino de hombre
cuidando la forma
de una caligrafía trabajada y hermosa
escribe lo que le dicta una voz
escribe la voz de una guerra.


Noticias #

Una escuadra paraguaya
Perdida en la selva
Asalta y destruye el campamento.
Ignatius se une a la fiesta

Pasan corriendo los niños.
Chirriando las voces en gritos.
Aterrados huyen los pequeños desholladores
de hombres morenos y peludos
que saltan como monos
y descuartizan todo lo que se pone
a tiro de sus machetes chorreantes.
Corro yo
también con ellos y golpeo
y hiero con mi bayoneta calada
que también chorrea la sangre
de púberes despavoridos.

Ahora guío a los paraguayos hacia la
maleza
donde sé
que se escribe el relato de esta guerra.
Ellos en su lengua
yo en la mía
cruzamos
el borde pelado de la selva
del idioma.

Nos introducimos en la maraña de los viejos
y tajeamos y destruímos
plumas y personas
relatos infortunados y gloriosos.
Barremos con todo y con todos.
Los viejos imploran por una piedad que no les llega
y se retuercen en el suelo
con las plumas entintadas clavadas en los ojos
las manos deshechas las gargantas afónicas
de plañir en la inmundicia de sus esfínteres derrotados.

Y el fuego que no llega
que la selva húmeda nos niega
para quemar y hacer cenizas
de las pieles bellamente escritas.

Es entonces el fulgor destructivo
de esos hombres
y es mi baile festivo de aniquilación
del relato
que toma su lugar:
El lugar del fuego purificador.
El cuchillo y la bota y el barro
haciendo pasta, picando, moliendo
devolviendo a la muerte dueña
las pieles de los difuntos
los escritos de la guerra
dispersándose en el esponjoso suelo
de verdores rancios y de insectos glotones.

miércoles, 27 de junio de 2012

El campamento argentino


La selva se detiene abrupta
donde congéneres árboles
cortados,
tomados para la causa,
pelados a hachazos
celebran el ingenio del hombre
en cientos de estructuras.
Carpas mangrullos cocinas.
Casuchas donde detener la selva.
Donde se detiene la guerra,
donde se recuerda la casa.
Troncos desbastados firmes.
Perros guardianes.
Soldados del orden.
Soldados y perros
a su sombra incompleta.
Ladran jubilosos los perros
al paso de la formación
perfecta geometría concertante
de la escuadra militar.
Vistosos los hombres en la parada
exhibiendo sus mejores ropas y armas de batalla:
elegantes modelos argentinos
en la pasarela viril,
de espaldas a la selva
y sus intrincados pasajes.
De espaldas al enemigo
que no desfila,
que espera en los bordes
con cuchillos entre los dientes.
Con un ejército de flacas calaveras
de lenguas rojas,
impacientes y rezongonas,
que espera en los bordes
a que sus hombres,
sus fieles inocentes
comiencen la obra.
La representación de la muerte,
la batalla arrasadora
que conquiste para ellas
caracúes y almas bellas y educadas
para manosear las vértebras
y sacudirlas en un cubilete
de cuero
mezlcándolas y preparándolas
para un nuevo armado.
Un entramado diferente
de cuerpos despojados
de su anterior estado
antropomórfico,
imagen y semejanza, dicen
de un creador
que los crió armoniosos y nobles.
Esperan las lenguas muertas
sorber de esos huesos
cuando la forma del hombre
sea violada por la naturaleza grotesca
de los machetazos a mansalva
y los empujones y desgarramientos del combate.
Multitud de nuevas formas y
combinaciones de cuerpos
derrotando la lógica de los tratados
de anatomía
de los estudios
con que los antiguos
definieran conceptos.
Esperan los paraguayos
a las puertas de la selva
en el linde con la naturaleza educada
a que los argentinos
en su eterna y confiada elegancia
terminen los desfiles y
las rutinas hermosas de la guerra
anterior a la batalla.

lunes, 25 de junio de 2012

La Triple Alianza.0019 La Traición


A vuelo de pájaro
se ve la selva retroceder
al paso veloz de esa caballería
que de un momento para otro se torna suicida
abandonada en medio de su carrera
por la gran mayoría de la soldadesca
que a las órdenes de los viejos oficiales
clavan las guampas con fiereza
giran en redondo
y vuelven al campamento
en retirada.

Avanzan los argentinos
en dos direcciones
que indican destinos diferentes:
Contra el enemigo van los hermosos
los puros
guiados por el extranjero patriota.
Y vuelven sus espaldas al
fragor y fuego
los demás
que se cobijan en brazos
del orden cerrado de un desfile
que de inmediato conmemora:

“La derrota honorable de nuestras tropas, inferiores en números pero superiores en ardor guerrero”

Entonces no lloremos por ellos
los héroes de la patria
que se desangran
en el campo enemigo
mientras son ejecutados
uno a uno con un tiro de gracia
o un machete desafilado.
No lloremos porque ellos volverán.
En los cuadernos de la infancia
en la emoción de los guardianes de la patria
que
con los ojos desbordantes de agua
salada
desfilan a los pies del mangrullo
mientras el argentino arrugado
depilado,
con un ojo complacido los alaba
y con el otro
atento
vigila
el humo que sube del frente enemigo
y la algarabía del triunfo paraguayo.

domingo, 24 de junio de 2012

La Triple Alianza 0020 El Final


Un soldado inglés
cubierto de cicatrices
presenta a nuestra consideración
una nota
escrita con tinta negra
sobre un pellejo depilado.
Dice el gringo
que es una carta de amor escrita hace mucho
y reclama
en nombre de
sus heridas y dicha circunstancia
una ciudadanía que
le es y será para siempre
esquiva y ajena.

sábado, 23 de junio de 2012

La Triple Alianza 0021 Epílogo

Al Señor Presidente de la Comisión de Negocios Constitucionales
H. Cámara de D. de la Nación

…lamento sobremanera tener que molestar su atención por un asunto tan personal. Pero lamento más que Brasil me haya otorgado el honroso título que mi patria, la Argentina, me discute.

…en la Guerra del Paraguay, en las guerras internas del país a todas las cuales he asistido durante los 26 últimos años, sin contar las expediciones del Rio Negro y del Chaco, siempre en comisiones activas de un lado a otro de la República…

…gobernador de un Territorio Nacional durante ocho años, era de suponer que era prueba más que suficiente para afirmar lo dicho…

…tal vez esté en un error, señor Presidente, pero siempre me considerado y me han considerado como ciudadano argentino…

Suplicaría, ya que de esto se trata, que se sirviera someter a la consideración de la H.C. de D.D. esta presunción mía que me hace creer que gozo de todos los derechos políticos y cívicos acordados al ciudadano…
sin tener la obligación, después de tanto tiempo, de mendigar de un juez federal una carta que no creo necesitar

Me es grato saludar a usted con mi alta consideración y respeto

Ignacio H. Fotheringham,
General de Brigada